sábado, 5 de agosto de 2017

Biressie Parte 1: La Idea De Volverte A Ver, o, el jamás que nunca debió haber existido desde un principio.

                                                              Íntimas Confesiones 
                                                                        
                                                                       Presenta




Biressie Parte 1: La Idea De Volverte A Ver, o, el jamás que nunca debió haber existido desde un principio.

                                                                                                                                                                                                                                                       ¡Hola a todos!


Necesito que todos sepan lo que me ha sucedido. Yo no soy el tipo de mujer que le gusta estar llamando la atención de cualquier chico que pase frente a ella. Debo decir que siempre me ha gustado ser diferente, no soy la típica señorita que le gusta vestir de falda o vestido, es más, debo decir que estuve tratando de gustarle a un chico, y me he estado comportando como una señorita decente, de esas que no dicen ninguna palabra mal intencionada y mucho menos llega tarde a casa ni a sus compromisos. El día que lo conocí, fue un día cualquiera, él no me llamó la atención al primer momento. Pero algo dentro de mi comenzó a darme una sensación que jamás en mi vida había sentido, en ese momento pensé que se trataba de algún calambre, al día de hoy puedo decir que ese día me enamoré de él.
Han pasado tres años y no he sabido de él. Me siento demasiado triste porque ni él ni yo nos atrevimos a decirnos lo que realmente sentíamos. Mi alma se ha fragmentado más de lo que debía, ahora no encuentro con que volver a unir todas las piezas de mi corazón.
Ese día sólo necesitaba tres cosas:
Un paracaídas, dos bolsas con cierre hermético y un pequeño cartel de “te quiero” pudieron haber sido la mejor opción para recuperarme. El paracaídas era para aligerar mi caída, pero a ti no te importó y me olvidaste como la gente suele hacer con los perros y gatos que ya no son tiernos ni pequeños. Las dos bolsas con cierre hermético eran para guardar aquellos pétalos de margaritas que arranque para saber si aún me querías o no, mojados con mis lágrimas amargas derramadas por alguien que no las merecía. El cartel de “te quiero” sólo era una excusa para que nos volviéramos a ver, pero preferiste irte con ella.
No quiero que se piense que estoy deprimida y sigo perdida por él. Aunque, siempre he pensado que el amor no es para mí y no es para menos, todos los veranos que fui con mis amigos a la playa, los chicos se me arremolinaban como pirañas. Tenía citas con ellos, pero eso era todo. Jamás logré enamorarme de alguien más. Ahora sé que estoy condenada a estar soltera por el resto de nuestras vidas que han de ser las más largas.
Yo nunca me había dado cuenta que había algo mal conmigo, hasta que conocí a Kim, una chica que me atraía de una manera en la que un chico jamás lo había hecho, a excepción de Elijion. Ella había sido la amiga que nunca pensé encontrarme en una noche de juergas, bailando al ritmo de lo que el dj en turno tocaba. Esa noche llevaba un vestido color rojo provocativo y la situación que más me favorecía era la de una tipa sin sueños ni aspiraciones. Debió haber sido ese el motivo por cual la fui siguiendo al baño. Lo que sucedió después, yo no lo vi venir. Observaba cómo se retocaba la cara con un poco de maquillaje, posterior a ello. Se me acerco pidiéndome un poco de mi labial. Yo se lo entregué sin vacilar y ella me dijo “Gracias amiga, es hora de qué salgamos de este bodrio” Pasó siguiente nos dirigimos a caminar rumbo a la calle más cercana. Ella se movía con total naturalidad, mientras yo me encontraba poseída por su melena que se columpiaba de un lado a otro mientras la iba siguiendo. Nos detuvimos detrás de un espectacular, ella sacó una misteriosa llave que hizo iluminarse el marco del espectacular, doblándose y posicionándose en suelo, para posteriormente mostrarse unas escaleras que descendían quién sabe a dónde.
Ella me preguntó si le permitiría sucumbir a un lugar como este, ella me advirtió que el lugar al que me sumergiría sería un lugar al que jamás podría dejar, un lugar poco común, pero a la vez tan embalasante, algo que sólo podría ser descrito como un perro ahogándose en su propia mierda. No debería estar diciendo esto, pero desde ese día no pude saber quién era yo, quién me había transformado o puede que yo ya lo haya sido y no haya querido aceptarlo por miedo al qué dirán. Sólo puedo decir que el amor de Jass fue equiparable al amor que sentía por Elijion. No podía creer que mi corazón se encontraba dividido entre un hombre y una mujer, mi corazón les pertenecía a ambos.
Cada uno de nosotros tiene derecho a morir más de una vez, y la culpa no necesariamente será nuestra, sino de aquellos a los que solíamos amar y jamás podremos volver a amar. Yo decidí que jamás volvería a amar hasta que te encontré a ti entre una multitud, tú me has robado lo más preciado que jamás en la vida volveré a entregar, cuidarlo muy bien. Ya que un trago de alcohol cualquiera, un corazón sincero, uno en un billón de billones.
Esta es mi historia, la historia de una mujer que alguna vez estuvo enamorada de un chico que por azahares del destino terminó relacionándose con una mujer que conoció en un bar. Y que al pasar los años vuelve a encontrarse con el amor de su juventud, y se pregunta: ¿Ahora qué hago? ¿Qué debo hacer? ¿Por qué las personas que más me han destrozado se encuentran más presentes que nunca en mi vida? Quizá, será porqué yo jamás me he perdonado el nunca haber sido nada con Elijion o el aceptar lo que jamás debió suceder algo con Jass. Mi vida prenda de un hilo entre la aceptación de un amor que jamás existió y aquel que nunca debió haber existido

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